quinta-feira, 31 de dezembro de 2015

FC Barcelona 2015: una "moda" que hace historia

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El Barcelona volvió a proclamarse campeón de todo en un año 2015 imborrable, que no irrepetible. Desde la derrota en Anoeta hasta la conquista del mundo en Japón. Sujetos a la mejor delantera que hayan visto sus ojos, la "moda" blaugrana ya es historia de este deporte con cuatro Champions League en los últimos diez años y 26 títulos desde el debut de la estrella que todo lo ilumina, Leo Messi.


Si algún aficionado tratara de descifrar el futuro culé hace poco más de un año, ni el más optimista de los sueños hubiese podido imaginar lo que ahora mismo acumula su memoria. Un año inolvidable, de fantasía. Como quien paso a paso se plantea llegar a la cumbre y, metro a metro, lo que parecía una utopía comienza a presentarse ante sus ojos. Frente a su mirada. Hasta llegar a alcanzarse con las manos.
Un camino hacia lo alto podría ser la descripción -casi- perfecta de lo que han sido estos doce meses para "nuestro sujeto" Barça. Lo alcanzado, visto desde abajo y mirando hacia el pasado, sobrepasa cualquier cumbre o pico. Toca lo intocable y se pasea, con zapatillas de casa, por el los corredores del cielo. Es allí, donde esta "moda pasajera" ha decidido acabar con lo instaurado. Veinticinco años de "estilo", un cuarto de siglo "de mentira". Nueva hegemonía. Tras Londres, París y Roma, a 2015 siempre lo definirá un nombre: Berlín.

El sol después de la tormenta

El año 2015 para el Fútbol Club Barcelona no se inició con paso firme ya que los culés cayeron en su visita a San Sebastián por 1-0 frente a la Real Sociedad, en aquel momento dirigida por David Moyes. Luis Enrique, viviendo una situación complicada tras un final de año con mejores resultados que juego, y basándose en el menor número de entrenamientos disputados por los sudamericanos, decidió dejar en el banquillo a Dani Alves, Neymar y Lionel Messi. Aquel 4 de enero, sin tres de sus grandes estrellas el Barça jugó rematadamente mal. Con Xavi e Iniesta compartiendo titularidad -algo poco habitual de la mano de Luis Enrique-, Montoya en el lateral y Munir en lugar de Leo, el Barça naufragó en tierras donostiarras.

Tras la caída en terreno vasco, uno de los campos más difíciles para el Fútbol Club Barcelona, la catarata de rumores descendieron por el río azulgrana de forma desenfrenada. Posibles problemas entre entrenador y estrella saltaron a los focos. Se decía que, el asturiano, tenía las horas contadas como entrenador; que Cesc Fàbregas iba a convencer al argentino para irse a Londres y, para añadir más problemas a la ya debilitada situación emocional del club, la ausencia "justificada" de Lionel Messi al entrenamiento de Navidad abierto al público acabó por hacer estallar los cimientos de un grupo al borde de la descomposición. 
La victoria ante el Atlético, el punto que lo cambió todo
Con la resaca de la fiestas navideñas llegaron los octavos de final ante el Elche en el Camp Nou. Manita a los blanquiverdes y con cánticos a favor del ídolo, claro vencedor de "la disputa" ante su entrenador. Sin lugar a dudas, el punto de inflexión para los culés fue el encuentro en la jornada 18 ante el Atlético de Madrid. El tridente, empezó a brillar con personalidad y se observó un equipo íntegro, ante la complejidad que imprimen los equipos de Simeone. Los azulgrana, supieron sortear esa dinámica de presión y consiguieron su cometido. La primera foto de portada en los medios se la llevó el abrazo compartido entre Messi, Suárez y Neymar, los tres goleadores de la jornada y lo que sería el preludio del año que nos deja. Messi, Neymar y Suárez comenzaban a hacer historia.
La seguidilla de victorias se propagó con un triunfo en la vuelta de la Copa del Rey frente al Elche CF. Con un equipo plagado de suplentes, Mathieu se dibujó un tiro libre para recrudecer la eliminación del equipo franjiverde. Además, Sergi Roberto, Pedro y Adriano Correia sentenciaron el 0-4 final que daba visos de que algo cambiaba en el seno del equipo. Este mismo resultado se repitió en la siguiente jornada de liga ante el Deportivo La Coruña. En Riazor, Messi firmó un triplete para confirmar el franco ascenso blaugrana, cohesionar grupo y comenzar a despejar males.
La eliminatoria ante el Atlético, prueba de equipo grande
Posteriormente, otra prueba de fuego provino de la Copa del Rey. Se trataba, de nuevo, del Atlético de Madrid, quien había eliminado en los octavos de final al Real Madrid en una eliminatoria cargada de polémica. La ida entre culés y colchoneros, se disputó en el Camp Nou y terminó resolviéndose a falta de ocho minutos, momento en que Messi, no sin incertidumbre, aprovechó el rechace de un penalti para dar ventaja a los suyos de cara a la vuelta en el Calderón. Allí, a la orilla del Manzanares, los fantasmas aparecieron pronto a los pies de un Fernando Torres que no fue más que un oasis ante un Barcelona firme y seguro, directo y vertical como nunca se le había recordado, y que envió a la lona a un rival muy mermado tras la expulsión de su capitán Gabi.  
El mes de febrero fue una continuidad de lo que se había visto las últimas semanas del mes de enero. La primera víctima: el Villarreal CF de Marcelino García Toral. Fue uno de los partidos memorables en el Camp Nou, ya que el submarino amarillo se adelantó por medio de Denis Cheryshev. Entre el fin de la primera parte y el inicio de la segunda, Neymar, Messi y Rafinha le dieron la vuelta al marcador y confirmaron que los tres puntos no se iban de casa (3-2).
Bautismo en la Catedral. Tras el submarino, un Barcelona a velocidad de crucero se despachó a gusto del Athletic Club de Bilbao en el mismísimo San Mamés. Finalmente, los azulgranas ganaron el partido 2-5, dando otra muestra de carácter con un tridente que volvía a ver portería, consolidándose como algo habitual en una delantera que llevaba su buena relación hasta dentro del terreno de juego. 
Cuatro semanas de gran juego y la final de Copa del Rey en el bolsillo
El pasaje a la final de Copa se definió ante el Villarreal. Primero en la ciudad Condal, con victoria 3-1 para los de Luis Enrique. Esta vez, Messi, Iniesta y Piqué dejaron encaminada la llave que pudo haber sido aun mayor pero Neymar falló un penalti que dejó latir el corazón amarillo a la espera de una vuelta en la que, entre Neymar y el alemán Ter Stegen, zanjaron el regreso a una final, repitiendo el trabajo de Gerardo Martino el año anterior. 
A medida que pasaban las semanas el equipo iba a más. Las ideas de Luis Enrique calaban en una plantilla que ya sabía ganarte atacando y defendiendo. Al quieto y a la contra. Tocando o a balón parado. La cantidad de recursos que el cuerpo técnico del asturiano le había aportado al Barcelona, unido a la unión del equipo y la fuerza de sus delanteros había convertido al camarote de los hermanos Marx en un barco a velocidad de crucero, destino Berlín, y que no tendría miedo a la hora de dejar su sello en las grandes ciudades del viejo continente. 

Golpes por Europa

Fue en la Champions League donde el Barça exhibió su poderío y presentó su candidatura como favorito a reinar de nuevo en Europa. Los sorteos no fueron muy favorables para los intereses culés. En octavos esperaba el Manchester City, el “coco” del bombo y el que todo el mundo quería evitar. El equipo de Manuel Pellegrini quería mejorar el papel del año pasado donde cayó en octavos contra el mismo Barça, pero ésto no fue así.
Suárez, "home sweet home". La MSN se encargó de acabar con las esperanzas citizens y los azulgranas nos regalaron una primera parte para enmarcar. 0-2 al descanso, un doblete de Suárez que volvía a disparar en las Islas con dos goles de puro “killer”. Jugadas de tiralíneas, la defensa del Manchester que no sabía de donde le venían los ataques, pero con la sensación de haber podido marcar otros tres o cuatro goles más. Al final 1-2 y Messi fallando un penalti en el último minuto que podía haber acabado con la eliminatoria. Un resultado que no hacía justicia con el juego visto en terreno de juego y que dejaba un partido de vuelta con todo por decidir.

En el estadio culé, sólo 1-0, otro resultado muy engañoso si tenemos en cuenta el juego desplegado y las numerosas oportunidades que atajó el portero inglés, Joe Hart. El guardameta  tuvo la mejor noche de su vida y desesperó a los jugadores culés y especialmente a la grada. Lo más cerca que el Barça vio peligrar la eliminatoria fue con el penalti de Agüero. El argentino estuvo a once metros de poner el 1-1 en el marcador y meter el miedo en el cuerpo al equipo de Luis Enrique, pero Ter Stegen demostró su valía y su sangre fría alemana parando el penalti. El Barça estaba en cuartos eliminando al que era el campeón de Inglaterra, cuatro días después recibiría al mismísimo Real Madrid y el sorteo nos emparejó, para la ronda de cuartos con el PSG, el campeón de Francia. Se avecinaba algo muy grande. 
Un Barcelona más blanco que nunca. Un equipo ascendente contra otro que venía de ceder el liderato. El Real Madrid visitaba Barcelona con la necesidad de ganar pero sin la etiqueta de favorito. El lobo con piel de cordero, traje ideal para los clásicos, era la principal ventaja para unos chicos de Ancelotti que, desde aquel estampado en la camiseta de campeón del mundo, no habían vuelto a ser lo que eran. Cristiano no asustaba, Kroos había desaparecido y el fantasma blaugrana, la idea de otro triplete en el nordeste del país se manifestaba en las peores pesadillas de un aficionado blanco que creía haber acabado con la "dichosa" moda. 
Cambio de tornas y un Barcelona ganador a la contra
Tras un inicio de partido dubitativo, los fichajes del malogrado Zubizarreta se llevarían el gato al agua en el primer clásico del año 2015. Primero, y tras el saque de una falta botada por Messi, Jérémy Mathieu conectaría un certero cabezazo para delirio de un Camp Nou, intranquilo desde el primer minuto que el francés pisaba el verde. El Real Madrid, superior al cuadro culé durante gran parte del partido, observó la mutación de un rival que se asemejaba y mucho a lo que siempre ha revestido su historia. Sin la necesidad de ser mejor para ganar, el equipo de Luis Enrique se disfrazó de su histórico gran rival y a base de Bravo y Suárez declinó la balanza. Un portero y un delantero ganaban un clásico y, esta vez, vestían de azulgrana. No eran Casillas y Ronaldo -Nazario-. Ni el de Móstoles con Van Nistelrooy al lado contrario. Un chileno y un uruguayo, uno parando y otro ajusticiando, demostraron al madridismo lo dura que sería la caída.
Suárez hizo famoso a David Luiz situándolo en todas las fotos del encuentro
Un artista en Montmartre. Si en Manchester el Barça había mostrado un buen juego y ante los blancos el equipo había dado muestras de su pegada, en el Parque de los Príncipes de París, los azulgranas dieron un auténtico recital de futbol y encarrilaron la eliminatoria con goles de Neymar y otro doblete de Suárez. Los del uruguayo, dos obras de arte que retrataron al central brasileño David Luiz, dejándolo sentado en las dos jugadas con un caño, para que luego el uruguayo definiera como lo hacen los mejores jugadores del mundo. Finalmente el partido acabó 1-3, tras un autogol de Mathieu, que ponía las cosas muy de cara para pasar a semifinales.

En la vuelta el Barça necesitó media hora para fulminar al equipo francés con dos goles de Neymar, el primero tras una jugada de Iniesta que antes la calificaríamos como “Maradoniana”, pero que en la actualidad es más conveniente nombrarla como una jugada “al estilo Messi”.
El Barcelona estaba en un punto álgido de la temporada y atrás quedaban las dudas, la mala relación Messi-Luis Enrique, y el pobre juego del equipo. La MSN brillaba y con ello llegaban los resultados y las exhibiciones que nos recordaban a los mejores tiempos del Barça de Guardiola.

Fichajes: soplos de aire fresco

La temporada 2013/2014 terminaba con un mal sabor de boca para los aficionados azulgranas. Se escaparon los tres títulos, a pocos pasos de poderlos alcanzar, con un ‘Tata’ Martino que debía suplir a Tito Vilanova en el banquillo pero que no terminó en ningún momento de la temporada de encontrar su sitio. Era hora de dar un paso atrás, dirigir la mirada hacia  un Andoni Zubizarreta que, esta vez sí, daría con la tecla.
ADN Barça en el banquillo. Tras el año en blanco y la ya sabida marcha de Gerardo Martino de la dirección técnica del Barcelona semanas antes de acabar la competición, la cúpula directiva del Barcelona y Andoni Zubizarreta -gran valedor de su fichaje-, decidieron apostar por una línea continuista y mirar de nuevo a la casa a la hora de designar un nuevo entrenador. Tras contemplar las opciones de Ernesto Valverde o Michael Laudrup, ambos ex jugadores del club, con el paso de los días la figura de Luis Enrique comenzó a ganar peso como nuevo inquilino del banquillo local del Camp Nou. Enamorado del Barça, ídolo de la afición y -declarado tras su marcha- antimadridista, Luis Enrique había demostrado en Vigo su nivel como entrenador en el fútbol español y la oportunidad que le brindaba el Barcelona era, como el dijo en más de una ocasión, una nueva vida en Disneylandia.

De su mano también volvieron a casa Rafinha y Deulofeu, pese a que este último volviera a partir antes de arrancar la temporada oficial. El buen juego desplegado por ambos canteranos en el Celta de Vigo y Everton inglés respectivamente habían sido razones más que suficientes para darles la oportunidad de mostrar su valía durante la pretemporada. En la portería, la marcha del ya histórico Víctor Valdés y de su compañero Jose Manuel Pinto a final de temporada hacia evidente la necesidad de incorporar a dos guardametas de seguridad bajo palos y con buena salida de balón. Los elegidos terminaron siendo Ter Stegen y Claudio Bravo. Uno, firmado antes de acabar la temporada, venía de demostrar en la gran Bundesliga alemana su excelente juego de pies y sus habilidades bajo los palos convirtiéndose así en la gran apuesta de futuro para la portería azulgrana. El otro, un experimentado y seguro veterano de la competición, venía de cuajar grandes temporadas en Anoeta adornadas con un excelente Mundial capitaneando a la selección chilena de Jorge Sampaoli. Su fichaje, petición expresa de Luis Enrique, una muestra más de la necesidad de mantener competencia en un puesto tan importante como la portería. 
Ter Stegen, Bravo, Mathieu, Vermaelen, Douglas, Rafinha, Rakitic, Luis Suárez y Luis Enrique
La línea defensiva se reforzó, tras la marcha de Puyol, con Vermaelen yDouglas -pese a que ninguno de los dos acabaría de despegar a alto nivel por motivos bien distintos- y de Mathieu, que pondría aún más difícil la elección de un central, en lucha con Bartra, para suplir a los dos titulares.
Con Rafinha ya en casa y un Xavi que iría dejando espacio, llegaba Rakitic para formar una nueva línea de tres en el eje de su fútbol. Y a la delantera se unía un sancionado Luis Suárez que debería esperar hasta finales de octubre para poder juntarse a Messi y Neymar, la excelencia atacante de un equipo que ya miraba lejos, y los canteranos Munir y Sandro. Toda esta multitud bajo la atenta mirada de un director de orquesta conocedor de la casa y del método. Un Luís Enrique a la postre clave en los éxitos del equipo. 

Adaptación y vuelo alto. La temporada había arrancado bien, con los ‘nuevos’ intentando ganarse el puesto. La competición regular era para Bravo; la Champions y la Copa, para Ter Stegen. Salvo momentos puntuales, ambos demostraron en todos y cada uno de los virtudes que sus incorporaciones fueron un acierto. Seguros y, en muchos casos decisivos. No se puede comprender los éxitos del año sin la figura de los guardametas, el mejor legado que pudo dejar Zubizarreta. 
En defensa Piqué y Mascherano contaron por primera vez en años con un repuesto de ciertas garantías: Mathieu. El galo, durante grandes fases de la temporada, empezaba disputarles la titularidad. El lastre de su precio fue desapareciendo poco a poco del estadio y sus buenos partidos tanto desde el central como desde el lateral fueron dejando de lado otras actuaciones menos afortunadas. Suyos fueron, a la postre, dos goles decisivos ante Real Madrid y Celtaque permitieron a los blaugranas levantar el título de Liga. 
Bravo, Mathieu y Suárez, claves en la victoria del clásico del 22 de marzo
El centro del campo se consolidó como lo más renovado en el equipo. Rakitic, sin duda, se había afianzado de la plaza de Xavi y se situaba al lado de Busquets e Iniesta para formar un nuevo ‘tridente’ que se oxigenaba, de vez en cuando, por Rafinha. Arriba, tuvieron que esperar y esperar, pero cuando la FIFA dio el visto bueno, Luis Suárez pudo reincorporarse con sus compañeros y debutar, nada menos que en el primer ‘Clásico’ de la temporada. La derrota se encajó y las cosas cambiaron después, hasta que Anoeta fue el punto de inflexión. Tras eso, vino el gran despertar azulgrana: goles por doquier, un ‘tridente’ enrachado y conquistando el mundo y victorias que sabían a gloria, como el enfrentamiento al Real Madrid en el Camp Nou. Ahí se hicieron más que patentes los refuerzos de Luis Enrique, con un muy buen juego del equipo, un Bravo inmenso e incuestionable en la portería y dos goleadores pletóricos: Luis Suárez y Mathieu.
El desenlace del cuento, todos lo conocemos. El Barcelona ha vuelto a hacer historia al levantar cinco copas en un año natural. A falta de que algunos se afiancen al equipo -como Douglas o Vermaelen-, los ‘novatos’ ya han dejado la L de lado y se han convertido en intocables del vestuario y en imprescindibles del juego que les caracteriza como Mejor Equipo del Mundo.

Lionel Messi y la perfección hecha futbolista


Un Messi que alcanzó la perfección. La entrada de 2015 trajo consigo al Messi humano que acabó por ascender, por si no hubiera estado ya allí, a lo más alto de los cielos. Un Leo Messi total. Goleador, asistente, líder. Capaz de jugar de todocampista y devolver hasta al más nostálgico al fútbol de antaño. Encargado de derribar, casi quince años después otro muro, personificado en Neuer y, por si alguno lo dudaba, descender a la tierra para disfrazar al Santísimo de jugador de fútbol en una final de Copa. Tras Michael Jordan y Maradona llegó su turno. Llegó su año. 
Máximo goleador y asistente de la UEFA Champions League
Durante la UEFA Champions League 2014-2015, Lionel Andrés Messi convirtió diez goles. El 80% de esas conquistas se repartió en la fase de grupos. Es decir, en cinco de los seis partidos el albiceleste marcó. A continuación, en la fase de eliminación directa, Messi sólo convirtió el 12.5% de los goles culés, lo que equivale a sus dos tantos frente al Bayern Munich en el partido de ida por las semifinales.
Si Luis Suárez y Neymar fueron vitales en los encuentros de ida de los octavos y cuartos de final, asimismo, Lionel Messi lo fue en la siguiente instancia. En un partido complejo, el FC Barcelona no podía romper el cero ante el Bayern de Munich. Manuel Neuer, era el verdugo azulgrana y faltaban trece minutos para culminar el encuentro. Sin embargo, en una ráfaga de tres minutos, apareció Messi. Primero en el 77 de partido, desde a puerta del área colocó el cuero al costado izquierdo de Neuer. La vida en el Camp Nou retomó y el ánimo se avivó de inmediato, cuando el argentino quedó mano a mano ante Jerome Boateng, éste quedó fuera de combate  y la misma suerte corrió su compatriota-el guardameta Neuer-, quien nada pudo evitar ante la obra de arte de Messi. Más tarde, en el cuarto minuto añadido y con el equipo bávaro a campo descubierto, la pulga dibujó una asistencia sencilla y certera para Neymar que encaró para avergonzar a Neuer, ya que el esférico pasó entre sus pies.
La pulga, sin dudas en la competición continental, demostró una arista goleadora y a ello le añadió otro punto: el máximo asistente de la competencia con seis, por encima de Andrés Iniesta, que terminó con cinco. En Europa, jugador total. 
Máximo goleador y asistente en la historia de la Liga española
Mejor jugador de la historia de la Liga. Otra de las competencias en las que el argentino fue vital durante el 2015 fue la Liga BBVA. En el certamen doméstico, el Barca convirtió 110 goles de los cuales un 39% correspondieron al albiceleste con 43 goles en 37 partidos como titular, segundo en la tabla de máximo goleador sólo por detrás de Cristiano Ronaldo. Messi, al igual que en la UEFA Champions League, resultó importante en algunas de las instancias decisivas del certamen, comenzando por la victoria que lo inició todo, el 3 a 1 frente al Atlético de Madrid y terminando, ante el mismo rival, en el partido que le dio la liga a los blaugranas en el Calderón con un nuevo tanto suyo, obra de la casa, que permitió a los culés devolverles el alirón a los de Simeone en su propia casa. Partido de dientes apretados y con un Atlético Madrid que buscaba vestirse de aguafiestas. Borde izquierdo tras un pase de Jordi Alba que estaba más tirado a la banda, el argentino con el primer control la durmió y se combinó con Neymar, en una pared repentina que incluyó la devolución del brasileño y posteriormente, el remate cruzado.

La constancia de Leo en el arco rival fue fundamental, convirtiéndose en el goleador del equipo en 25 de las 38 jornadas de Liga. El argentino se repartió los 43 goles en dichos partidos, sólo cinco de ellos por intermedio de la pena máxima y acumulando dos amarillas. También, se transformó en el máximo asistidor con 12, un equivalente de medio pase gol por encuentro (0.48 de promedio). Quizás, el más recordado fue el balón aéreo al corazón del área chica para que Mathieu se imponga ante el marcaje de Sergio Ramos y establezca el 1-0 en el clásico, también la que firmó ante el Atlético Madrid por la jornada 18 de Liga, momento en que Suárez concretó uno de los goles blaugrana.
La pesadilla del león. En la Copa del Rey, anotó cinco goles repartidos en las eliminatorias ante Elche -sólo disputó la ida y anotó un gol desde los once metros-, Atlético de Madrid y Villarreal y dejó su obra maestra para la gran final. En el Camp Nou, en su casa, donde deleitó a los aficionados como el mejor gol que nos ha dejado este 2015.

Con el Camp Nou como escenario de la final copera, el esquema de Valverde lo tenía encerrado al argentino. Enmarañado a la banda, Mascherano por detrás del círculo central cedió en paralelo para Pique y éste concedió el cuero a la pulga. Ubicado de espaldas, se apoyó en Alves lo que le permitió acomodarse para encarar de frente a su marcador. Amagó a la izquierda y se escurrió por la línea de cal para sobrepasar a Balenziaga. Este se recuperó, y le esperaban dos más, Beñat y Rico, pero se salió con la suya, ya que dejó fuera a los tres. A Rico le dibujó un autopase memorable, quien quedó sorprendido e intentó derribarle antes de pisar el área. Dentro de la misma, ridiculizó Laporte y así pudo desenvainar un potente disparo al primer palo e inalcanzable para el guardameta Herrerín abriendo la lata cuando apenas iban 20 de partido.
El partido, que finalizó con un resultado de 3 goles a 0 quedó enfrascado en la esencia de un gol extraordinario. Maradoniano, messiánico...sea lo que fuera, de aroma a potrero argentino. 
Su gol ante River lo convirtió en el máximo goleador de los Mundial de Clubes
Para terminar el año, su año, la guinda llegaría seis meses después de abrir bocas de asombro a un Camp Nou repleto, y sería al otro lado del mundo, hace sólo unos días cuando, con otro gol suyo, el astro argentino volvería a abrir la lata y a destapar esencia ante su patria, frente a River, en la final del Mundial de Clubes disputado en Japón. Goles y asistencias en Liga, Copa, Champions, Supercopas y el Mundial de Clubes. Cinco de seis títulos. Líder y estrella del mejor equipo del año que confirman que la perfección existe, que Dios juega al fútbol y, lo que no se puede negar, es que viste de azulgrana. 

Berlín, con "B" de Barça

Un campeón de campeones. Los azulgranas eran los favoritos para ganar la final de Berlín. Tras haber dejado por el camino a los campeones de Inglaterra, Francia y París, todo apuntaba a que la final ante el campeón italiano, la Juventus de Allegri, sería un partido de dominio azulgrana, con una Vecchia Signora que focalizaría su trabajo en defender para, con Tévez y Morata, poder sorprender a la contra. 
Juventus y Barcelona peleaban por el último trofeo que culminara el ansiado triplete
Berlín albergaba la gran final de la Champions League 2014-2015. Las miradas de todo el mundo se centraban sobre aquellos 22 jugadores que a las 20:45 de la noche iban a disputar el partido más esperado de la temporada. Por parte azulgrana formaron: Ter Stegen; Alves, Mascherano, Piqué, Alba; Busquets, Iniesta, Rakitic; Messi, Suárez, Neymar. Los italianos alineaban a: Buffon; Lichsteiner, Bonucci, Barzagli, Evra; Pirlo, Vidal, Marchisio, Pogba; Morata, Tevez. Dos onces de gala para un partido que prometía ser apasionante.
Los de Luis Enrique salieron en modo apisonadora, y en el minuto 4 ya dominaban el encuentro con un tanto del croata Ivan Rakitic. Los azulgranas perdonaron a lo largo de toda la primera mitad, con un Buffon viviendo una segunda juventud. Los italianos, por el contrario, no inquietaron en exceso la portería de Ter Stegen.

En la segunda mitad, la Juventus salió con una cara renovada. Tras unos minutos de dominio italiano, Tevez remató en el interior del área, Ter Stegen sacó una gran mano, y Morata aprovechó el rechace para subir la igualada al marcador. La Juventus se estaba sobreponiendo a sus problemas de la primera parte, y los hombres de Luis Enrique se estaban arrinconando cada vez más. En estos momentos de imprecisiones, Pogba reclamó un penalti de Alves que podría haber cambiado la final. No obstante, en un contraataque,Messi trazó una gran conducción con un remate final, que tras la intervención de Buffon, Luis Suárez supo aprovechar para hacer el gol clave de la final. A partir de ahí, el partido volvió a igualarse otra vez, y la Juventus no volvió a tener grandes ocasiones, salvo un disparo lejano de Marchisio. Finalmente, cuando los italianos buscaban el empate a la desesperada, Neymar sentenció el partido con un gol orgásmico. Cuando todo era una fiesta, con una bandera azulgrana clavada en el centro de Berlín, Xavi alzó su último título con la camiseta del Barça: su cuarta Champions en tan sólo 10 años.

Confirmando la hegemonía. Tifilis, capital de Georgia, fue la sede de la Supercopa de Europa 2015. En ella, los campeones de Champions (FC Barcelona) y Europa League (Sevilla FC) se citaban para disputarse el trono de campeón total de Europa.
Tres goles de libre directo en un partido de locura (4-5)
El partido se disputaba en agosto, probablemente demasiado pronto para los jugadores, especialmente para aquellos que venían de disputar la Copa América. El Barça vio como el Sevilla se ponía en ventaja al marcar Banega un gran gol de libre directo. Pero el espectáculo de las faltas sólo acababa de comenzar: en los dos siguientes tiros libres, Leo Messi firmó dos obras de arte para voltear el marcador. En unos 55 primeros minutos de ensueño, Rafinha marcó el tercero y Luis Suárez parecía sentenciar con el cuarto.
Tal y como dice su himno: “dicen que nunca se rinde”, el Sevilla no se rindió. Parecía imposible, pero se produjo una debacle en el juego azulgrana y los hispalenses lo aprovecharon. Primero fue Reyes, en lo que parecía un simple aviso, después Gameiro para empezar a meter miedo, y finalmente Konoplyanka para culminar la remontada.

El partido se iba a la prórroga cuando el Barça lo había tenido atado, pero la piel del oso no se puede vender antes de ser cazado. La primera parte del tiempo extra discurrió sin grandes ocasiones, con un Barça que volvía a dominar y un Sevilla que reculó sus filas. A falta de 5 minutos para la conclusión: libre directo en la frontal del área del Sevilla. Messi dispara un balón que debería haber sido penalti, por manos en el interior del área hispalense, pero el árbitro escocés William Collum no lo vio. La jugada continuó, y Pedro, que llevaba todo un verano especulando con su salida, se disfrazó de héroe. Su disparo salió raso, inapelable para Beto.
Finalmente, debido a la marcha de Xavi, fue Iniesta quien levantó el título al cielo de Tífilis. En el Boris Pachiazde de Georgia, el Barcelona confirmó que era el mejor equipo de Europa.

Carrera de obstáculos hasta liderar el mundo

Es conocido que un equipo no alcanza la cúspide del fútbol sin sufrimiento, sacrificio y obstáculos superados durante el año. No solo no es diferente en el caso del FC Barcelona, sinó que además tiene el añadido de haberse encontrado con sanciones 'pioneras' y multas de aspecto extradeportivos.
1. Sanción sin precedentes. El conjunto azulgrana fue sancionado en Abril del 2014 por la FIFA por la contratación ilegal de menores de edad en sus categorías inferiores. Consciente de la dificultad de estar un año sin poder efectuar ninguna inscripción de nuevos jugadores, el club pidió la suspensión cautelar para poder posponer durante seis meses la inevitable sanción y poder así rearmar un equipo de garantías para afrontar la siguiente temporada.
A pesar de la sanción, que termina con el 2015, el FC Barcelona no solo consiguió tapar sus carencias en plantilla, además consiguió alzarse con los tres títulos contra todo pronóstico con fichajes muy discutidos y unas elecciones turbulentas en las que Josep María Bartomeu salió re-elegido y reforzado.
2. Multas extradeportivas. La Comisión de Control y Disciplina de la UEFA castigó al FC Barcelona en la pasada final de Champions League en Berlín ya que sus aficionados portaban banderas estaladas en reclamo a la independencia de Cataluña. En aquella ocasión la sanción fue de 30.000 euros y la denuncia la realizó una inspectora de Ucrania, que no había estado en la final. La había visto por televisión.

El FC Barcelona volvió a ser sancionado por la UEFA por la exhibición de banderas esteladas con una multa de 40.000 euros por exhibir dichas banderas en el pasado encuentro de Champions League que el Barça disputó ante el Bayer Leverkusen en el Camp Nou el pasado 29 de septiembre.
3. Primeros problemas deportivos.  Con el triplete en las vitrinas y tras vencer con suma dificultad al Sevilla FC en la final de la Supercopa de Europa, el inicio de la campaña 15/16 comenzaría con el primer encontronazo con la otra cara del fútbol, la derrota, con la Supercopa de España disputada ante el Athletic de Bilbao. En San Mamés, el Athlétic Club vapuleó 4 a 0 al conjunto azulgrana con un estelar Aritz Aduriz. En la vuelta, el FC Barcelona no consiguió arreglar su mal partido y no pasó del empate a 1 en el Camp Nou.
Aquella "debacle" del equipo de Luis Enrique en Bilbao, además de dejar sin opciones de repetir el histórico sextete de Guardiola, dejó unas secuelas patentes durante los tres primeros meses de competición en el seno de las filas blaugranas. Las muestras de debilidad mostradas ante los vascos, los problemas en la enfermería -Hasta 16 jugadores han pasado en la primera mitad de la temporada por los servicios médicos- y una mala racha durante finales de mes de septiembre que llevo al equipo de la Ciudad Condal a caer derrotado en Vigo -de forma estrepitosa por 4 goles a 1-, en Sevilla y, por el medio, perder a Lionel Messi durante dos meses tras una accidental lesión frente a la Unión Deportiva Las Palmasen el Camp Nou. 

Con la lesión de Messi, la falta de efectivos y el mal momento del equipo por aquellas fechas el desánimo y la desesperanza -característica históricamente insertada en el ADN culé- floreció por los alrededores de un Camp Nou que comenzó a vislumbrar sus peores pesadillas en el cierre de un año que había hecho historia. 
Derrocando el pesimismo. Sin Messi, fueron otros nombres los encargados de tirar de un equipo que desde hace más de una década consiguió derrotar el derrotismo. Bajo la magia de Neymar, el fútbol de Busquets y los goles de Suárez, el Barcelona consiguió poco a poco ir saltando las vallas de una carrera de fondo centrada en llegar a final de año con las opciones intactas. Al final de la travesía y con Messi de vuelta al grupo, el barcelonismo visitó el Bernabéu. 
Con tres puntos de ventaja sobre el segundo clasificado, el Real Madrid, el FC Barcelona se presentó en el feudo madridista con Lionel Messi en el banquillo que acabó jugando los últimos instantes de un encuentro que acabó con un dominio arrollador del conjunto azulgrana goleó por 0 a 4.  Con esta victoria el FC Barcelona ya pensaba en Japón donde le esperaría el último de los seis títulos del año de los que ya había sido campeón en cuatro de ellos.

Ya en tierras niponas y siguiendo la tónica habitual del club en los últimos meses del año, el factor suerte quiso envíar un mal trago al barcelonismo con las lesiones de Neymar y Messi -éste último horas antes- para las semifinales que el equipo de Luis Enrique disputaba en Yokohama ante Guangzhou Evergrande. Sin ellos, la responsabilidad de comandar a los suyos hasta la gran final ante River recaían en los nombres de Andrés Iniesta, gran capitán, y el uruguayo Luis Suárez, los cuales no sólo no rehuyeron de la responsabilidad si no que se deshicieron con maestría de los chinos dirigidos por Luis Felipe Scolari. 
Dos victorias por 3 a 0 en semifinales y final coronaron al Barcelona
Ya en la finalísima y con el once de gala al completo, Messi, Neymar y Suárez coronaron el año escribiendo con letras de oro el nombre del Barcelona en el año 2015. Con un nuevo 3 a 0 ante River Plate -goles de Messi y el charrúa por partida doble-, el Barcelona conquistaba así su tercer mundial de clubes, único equipo en el mundo en alcanzar dicha cifra. 

Muchos equipos han hecho historia conquistando títulos nacionales, continentales y mundiales. El FC Barcelona ha superado todas las adversidades posibles y expectativas imaginadas. 26 títulos en la última década hacen del conjunto catalán una leyenda, un mito vivo y latente y una máquina de cosechar trofeos.Probablemente el mejor equipo de la historia.

Una delantera de época

El año 2015 está a punto de terminar y para el FC Barcelona será uno de los más prolíferos de su historia. Con el triplete de la pasada temporada (Copa, Liga y Champions), la Supercopa de Europa conseguida en verano frente al Sevilla y el reciente Mundial de Clubes ganado en Japón, los hombres de Luis Enrique cierran el año con cinco títulos, habiendo dejado por el camino tan solo uno: la Supercopa de España.
El FC Barcelona ha demostrado que sigue dominando en el fútbol mundial, que sus jugadores se compenetran como equipo y que lejos de haber puesto fin a un ciclo, siguen siendo competitivos años después de haber comenzado a ganar. Pero si tres hombres destacan en la plantilla, esos son sin duda el tridente atacante. Y es que Leo Messi, Neymar y Suárez han sido los autores de casi el ochenta por ciento de los goles que ha anotado el Barça este año. Un tridente de oro que ha terminado un año inmejorable con cifras de récord. 

Si la suma total de tantos en los 67 partidos disputados por el FC Barcelona durante estos doce meses se sitúa en 180, Messi, Suárez y Neymar han sido los artífices de 137. El argentino ha superado a los porteros rivales en 48 ocasiones –y se debe tener en cuenta que estuvo dos meses alejado de los terrenos de juego a causa de una lesión–, el uruguayo, en otras tantas, y el brasileño en 42. 
Neymar y Suárez supieron sostener al equipo tras la lesión de Messi en el mes de septiembre
Desde la incorporación de Luis Suárez en octubre de 2014 el Barça mejoró en el aspecto ofensivo, pero el líder de la delantera seguía siendo Messi. Sin embargo, durante su lesión a principio de temporada, fue Neymar quien dio un paso al frente y se convirtió en el líder de la delantera azulgrana.
Durante esos dos meses, tanto Neymar como Luis Suárez jugaron un papel muy importante en el equipo y supieron tomar a la perfección el relevo del argentino. Tanto es así, que Neymar fue nominado al Balón de Oro junto a su compañero Messi y a Cristiano Ronaldo. 

Cifras escalofriantes. Con sus 137 goles este año, han sumado tan solo 3 menos que toda la plantilla del Real Madrid (140). Además, terminaron la temporada pasada con 122 goles entre los tres y se convirtieron en el tridente atacante con más goles en una temporada del fútbol europeo. No sólo aficionados y compañeros, si no que también jugadores, entrenadores y otras autoridades del fútbol han elogiado durante los últimos meses a Messi, Suárez y Neymar por todo lo que están haciendo en el Barcelona. 
Luis Enrique: "Son el mejor tridente atacante de la historia" 
No sólo su técnico, otros grandes entrenadores del fútbol español no han tenido más remedio que rendirse al poderío total de una delantera llamada a marcar una época. "Lo que más destaco es ver cómo pueden convivir tres fenómenos como Suárez, Neymar y Messi. Es lindo de verlo, son admirables", señaló el pasado mes Diego Pablo Simeone en rueda de prensa, una muestra más de la jerarquía de los tres atacantes más importantes, con permiso de Ronaldo, del panorama mundial. 

Gracias a un año inolvidable 


Se despide 2015, doce meses de éxitos, victorias y felicidad que se esfuman con la llegada del nuevo año. A partir de ahí, nadie se acuerda del pasado y el fútbol, injusto y desagradecido como ningún otro, exige triunfo. 
Objetivos, retos e ilusión. La entrada de 2016 no podría ser más ilusionante para un equipo que sigue aspirando a todo. La llegada de nuevos fichajes, el buen ambiente en el vestuario, las victorias y la acoplada idea del técnico asturiano en los jugadores elevan la expectativa de un año donde se intentará seguir ganando.
Algún día, de forma inevitable, el fútbol traerá consigo la derrota. Los sueños, sueños son, por lo que sigan disfrutando del sueño blaugrana y, mientras les dejen, no permitan que nadie les despierte. Gracias 2015. 
"Valorad donde estáis y lo que tenéis, porque nunca sabes cuando llega tu momento". Tito Vilanova.


500 partidos de Messi en el Barça:

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Messi en el Barça: 350 victorias (70%), 424 goles (1 cada 94 min) y 158 asistencias. Sólo tiene 28 años.


RÉCORD HISTÓRICO - El Barcelona es el PRIMER equipo en TODA la historia del fútbol español que marca 179 goles en un mismo año natural.

COMPARATIVA 178 goles del Real Madrid en el año 2014: 108 de la BBC (61%) 178 goles del Barcelona en el año 2015: 135 de la MSN (76%)